sábado, 30 de noviembre de 2013

Las especies invasoras que amenazan el ecosistema español

Darwin, es decir, la evolución herida por la garra del hombre, sufre su pesadilla ibérica. Entre brumosos paisajes reinventados por plantas exóticas, un naturalista describe la dentadura naranja del coipú pirenaico (roedor oriundo de América del Sur); se asombra ante la voracidad de la terrible rana toro, capaz de engullir a una rata, típica, en este sueño, de las aguas del Ebro. Tenemos pirañas en los afluentes; no se bañen, concluye. La biodiversidad ha sido devastada por erráticos aliens..
Fin de la pesadilla. Darwin, es decir, la razón preocupada, despierta en la boca de los actuales científicos. Sigue habiendo urracas, gorriones, lagartos y galápagos autóctonos. No hay pirañas, no se angustien. La evolución no ha enloquecido en este proceso en cascada. 

Quedan hábitats por conservar y defender. Una biodiversidad admirable a escala europea. Es momento de dar la voz de alarma, debemos detener la invasión si no queremos que esta pesadilla pudiera ser una realidad irreversible. 

Las especies invasoras aumentan su presencia exponencial en el mundo, año tras año, como silenciosos vagabundos del clima, desplazando a las autóctonas, transmitiéndoles enfermedades, destruyendo la biodiversidad, y causando estragos en los hábitats y en las infraestructuras. Rompen el equilibrio natural, como quien desatornilla una montaña rusa. Hay quienes las describen como bombas atómicas. Una invasión dañina que tiende a ser desatendida en sus inicios y que después es imparable. 

Un proceso antiguo que empezó antes de Roma, pero multiplicado por la nueva economía global a velocidades de vértigo. Son muy lesivas para el sector agroalimentario. El caracol manzana, por ejemplo, arrasa los cultivos del Delta del Ebro. El mejillón cebra, del que cada puesta puede llegar a los 40.000 huevos, afecta a las obras e infraestructuras hidráulicas, causando problemas de obturación, perjudicando incluso al sistema de refrigeración de las centrales nucleares. Su gestión solo en la zona de los grandes Lagos de Estados Unidos ha provocado pérdidas de más 2.000 millones de dólares. Los cálculos para España no son más alentadores: pérdidas millonarias. Y sigue imparable. Estas invasiones representan una amenaza directa para las especies autóctonas, como el gorrión, los mirlos, los anfibios, los herbívoros, los pequeños y medianos depredadores... lo que podría alterar las cadenas tróficas y por tanto el equilibrio de los ecosistemas. Si una de estas especies prolifera es que el medio ha sido perturbado, el humano metió su zarpa, un efecto colateral impulsado por la economía global, el turismo y la negligencia. Suelen carecer de depredadores naturales. Dispuestas a poner su nido, reproducirse, expandirse... La amenaza en España se cifra en varios centenares de especies con potencial invasor, multiplicadas en sus distintas familias o taxones. La caza de palomas por los siluros, como los cocodrilos, es una atracción en Zaragoza"Siendo optimistas, podríamos decir que la situación es preocupante, sino grave", explican en el Grupo Especialista en Invasiones Biológicas (GEIB). 

Se calcula que en Europa se pierden unos 24.000 euros por minuto en combatirlas. "Una cifra que debería entenderse al alza, porque los estudios solo contemplan un limitado número de especies", afirma Laura Capdevila-Argüelles, del GEIB. La principal especie invasora de la historia –el ser humano– empieza por tanto a preocuparse por una invasión producida por sus actos. Los controles de aduanas parecen fallar, y la economía global no echará el freno, por lo que estaremos cada vez más interconectados. El gusto por mascotas exóticas lo agrava. Y el cambio climático, en los próximos años, no hará más que allanarles el terreno: un caballo de Troya repleto de flora, artrópodos, crustáceos, peces, aves, mamíferos...

"Técnicamente, una vez instaladas es prácticamente imposible o muy costoso erradicarlas, la prevención es fundamental", explica Manuel Nogales, investigador del CSIC. En España tienen presencia estable, en condición de invasión declarada, animales tan variopintos como los mapaches, los galápagos de Florida –de las que fuimos durante años el primer importador de Estados Unidos– o la avispa asiática y el mosquito tigre. Las plantas de jardín constituyen otro riesgo –si la especie tiene capacidad invasora–, así como los huevos o larvas que puedan llegar a través del transporte. 

Hay especies que pueden propagarse por sus propios medios si han colonizado países limítrofes. Es el caso de la avispa asiática, que ya había invadido parte del territorio francés en 2004. En 2010 fue descubierta en el País Vasco y este año ha empezado a nidificar en Cataluña. Es una grave amenaza para la apicultura y podría afectar el panorama agrícola si mengua a uno de los más importantes insectos polinizadores, como es la abeja, especie ya de por sí muy atacada por los plaguicidas agrícolas, y que es una de sus principales fuentes de alimento durante el periodo de cría. 

"No todas las especies exóticas son invasoras", puntualiza Jara Andreu, experta del Exocat, plan de choque pionero en Cataluña contra estas invasiones y coordinado por el CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales). "Consideramos invasoras aquellas que, como la cotorra, invaden un medio, se hacen autosostenibles, y se expanden en un espacio corto de tiempo por otros territorios. Es este grupo el que se debe combatir y prevenir", sentencia. 

Todas estas especies son en extremo adaptables, supervivientes, conquistadoras natas de territorios debilitados. Dentro de este baremo se encuentran aquellas que pueden provocar un gran impacto ecológico, como los depredadores generalistas, y las que compiten por la luz y los recursos con otras especies, o las que modifican por su acción natural el hábitat. Las hay propensas a hibridarse con las autóctonas o las que transmiten enfermedades y parásitos a los humanos (enfermedades que parecen hoy lejanas podrían afectarnos con los vectores adecuados, como el mosquito tigre). El término inglés de clasificación parece por tanto más exacto que el castellano para describir su naturaleza: alien. 

Son invasoras aquellas que, como la cotorra, invaden un medio, se hacen autosostenibles, y se expandenMiren al inocente carpín rojo o pez dorado, el alien típico de las peceras de agua fría y que es originario de Asia. Se trata de una especie muy prolífica que no necesita mucho oxígeno y que remueve los fondos de los ríos, perturbando a aquellas especies de plantas y animales que necesitan vivir en aguas claras. Puede actuar, además, como vector de enfermedades para otros peces. El sencillo acto de lanzarlo de la pecera al río puede ocasionar, con los factores adecuados, una catástrofe. 

Estos actos ignorantes, por acción u omisión, han lanzado a los campos y ciudades a especies apreciadas por mascotas, como las tortugas de florida –grandes depredadoras capaces, en principio, de contagiarnos la salmonelosis–, o las cotorras argentinas y las de kramer –ocasionando molestias de ruidos y peligros por la compleja forma de su nidificación–, o el mapache, muy adaptable a zonas urbanizadas, extremadamente agresivo, y que puede atacar al hombre; hay casos documentados en la Comunidad Valenciana. El mapache puede ser a su vez transmisor de la rabia o del virus del Nilo. 

La industria peletera ha contribuido también a estas invasiones, así como la caza y la pesca deportiva. El visón americano está amenazando al europeo, que se encuentra en extinción, y afecta a la biodiversidad de las zonas en las que se reproduce. Tiene un mayor volumen y es más belicoso que otros mustélidos. La trucha de arcoiris domina a la autóctona y se encuentra en vías de comercialización. El cangrejo rojo americano ha transmitido la afanomicosis, o peste del cangrejo, a los autóctonos, llevándolos al borde del fin, relegados estos en los santuarios de las zonas más altas. 

Otras especies, como el muflón, muy apreciado por la caza, ha desplazado a las especies autóctonas como la cabra pirenaica en Cazorla. El cangrejo chino, apreciado en gastronomía, ha empezado a horadar las orillas del estuario del Guadalquivir, tras invadir la costa Atlántica europea en su propensión migratoria. 

Los pantanos y ríos constituyen la dimensión desconocida 

Monstruos fluviales pujan por hacerse con las turbias aguas. Aunque ahora se ven menos, la caza de palomas por parte de siluros, al modo de los cocodrilos, fue atracción en Zaragoza el año pasado. El siluro proviene de Europa del Este y ha aumentado su tamaño en el benigno clima mediterráneo, alcanzando varios metros de longitud y llegando a pesar 100 kilos. La perca sol, el black bass o el lucio arrasan ecosistemas a pesar del orgullo fotográfico entre los pescadores. 

Las sueltas intencionadas por motivos ecológicos también pueden propagar invasiones. En 2003 fueron liberadores 18 ejemplares de castores europeos en los ríos Ebro y Aragón. Se cree que fue obra de un grupo ecologista centroeuropeo que los soltó para recuperar sus hábitats, propiciando su expansión por los ríos navarros y aragoneses. El castor no es exactamente una especie invasora. Habitó España en la Edad Media, y está protegido en la Unión Europea, pero actualmente apenas acusa depredadores en nuestro territorio. Y tiene la manía natural de crear presas a su paso, modificando las corrientes fluviales y afectando las infraestructuras. Con las especies ya instaladas como las descritas, parece que debemos acostumbrarnos a convivir. "Será un trabajo más de contención que de erradicación, pues han venido para quedarse", asegura Jara Andreu. Por ello los expertos reclaman recursos y voluntad administrativa y ciudadana para no contribuir más a estas invasiones. El objetivo es detener aquellas con potencial dañino que hayan empezado a ser avistadas en los nuevos hábitats. "Las citas puntuales son un elemento fundamental para investigar", alega Jara. Entre estas citas, es decir, animales vistos libres pero de los que no se tiene constancia que hayan empezado a invadir o crear colonias estables, se encuentran en España seres como las pirañas, las tortugas mordedoras, el caimán o la poderosa rana toro. 

El objetivo es detener aquellas con potencial dañino que hayan empezado a ser avistadas en los nuevos hábitatsLos agricultores del Delta del Ebro conocen el potencial destructivo de estas especies. Tienen a su particular Atila, rey de los caracoles. Hay agricultores que han perdido el 80% de sus cosechas por la acción del caracol manzana dorado. En 2009 denunciaron que unas hectáreas estaban colonizadas por este caracol tropical, debido a un escape en una empresa que se había instalado en la zona y dedicada a la cría de animales exóticos. Aseguran que entonces la Generalitat no hizo caso a sus advertencias y que minimizó el riesgo. "Erradicarlo solo habría costado unos 200 euros, y seguramente se habría terminado el problema", explica Daniel Forcadell, del sindicato Unió de Pagesos. 

En 2013, el caracol ya ha invadido la margen izquierda del Delta del Ebro (casi 10.000 hectáreas) y las distintas administraciones llevan gastados más de cinco millones de euros en intentar erradicar una plaga que se muestra tan imbatible como Gengis Khan a su paso por Euroasia. "Hagas lo que hagas: caracoles. Eches agua salada, seques los campos, utilices productos fitosanitarios agresivos, siempre vuelven aparecer, caracoles y más caracoles, han infectado todo el río", se lamenta Forcadell. Los agricultores en el campo empiezan a ser los notarios de este mal silencioso. Cuando desecan determinadas aguas en el Delta, en las que solían aparecer grandes cantidades de pescados, denuncian que ahora solo encuentran jóvenes siluros. 

En el Delta del Ebro saben que son la punta de lanza de estas invasiones por sus particulares condiciones climáticas. "Esto se extenderá y lo infectará todo. La ciudadanía y la Administración deberían entender que no se trata de un problema exclusivo de los agricultores del Delta, sino de todos", advierte Forcadell, harto de sabotajes, y que incluso los turistas recojan estos caracoles para trasladarlos a sus hogares y así fomentar la invasión, un delito ambiental tipificado en el Código Penal. Se trata además de un problema global, ya que muchas de nuestras especies autóctonas se convierten en invasoras en otros lugares, como ocurre con el conejo ibérico en las Antípodas o la mosca de la fruta. Países como Australia y Nueva Zelanda, en su condición de islas y con un gran número de especies endémicas, tienen una legislación y unos controles muy exhaustivos. En muchas ocasiones es la persistencia del humano lo que facilita la invasión de estos seres adventicios, asilvestrados, intrusos, naturalizados en tierra extraña y muy dañinos. "En las islas, el problema es mucho mayor", afirma Nogales. Si la potencia destructiva de estas especies puede llegar a ser de por sí catastrófica en el continente, en los archipiélagos alcanza consideraciones bíblicas. "Solo los gatos asilvestrados puede arrasar todo un ecosistema, o las plantas exóticas de jardín, convirtiendo un vergel en una isla desértica", advierte Nogales. Muchas de nuestras especies autóctonas se convierten en invasoras en otros lugaresLas Islas Canarias son de los territorios más afectados por estas invasiones en España. La plaga de la serpiente californiana, o el adventicio murciélago egipcio, se encuentran entre sus nuevos moradores. También especies tan voraces como la cabra africana arruí, que se alimenta de gran cantidad de vegetales, introducidos en la isla de La Palma o incluso en la salvaguarda de la biodiversidad que es el Parque Natural del Teide. "Solo que alguna de estas especies afecte a los lagartos, por ejemplo, un animal fundamental en el control de la entomofauna y para la dispersión de las semillas, puede provocar un gran desequilibrio", afirma Nogales. La introducción de estas especies es una principales causas de la extinción de los ecosistemas isleños. "Son bombas de relojería, porque las autóctonas están menos preparadas para la defensa", concluye. Tic, tac, tic, tac... Las especies invasoras proliferan a costa de nuestro entorno. Solo el humano les gana en la destrucción de los hábitats. Hormigas locas. Codornices asiáticas. Faisanes. Erizos africanos... Nuestra biodiversidad debería ser entendida como las frágiles murallas de la antigua Troya. ¿Recuerdan qué ocurrió con el envenenado regalo de los griegos? Como el viejo general Sun Tzu, estas especies utilizan el terreno para graznar victoria. Como Napoleón, aprovechan la velocidad para invalidar cualquier respuesta. Como Julio César, usan su gran número para asegurar el éxito de la colonia. Está en su biología, solo luchan por la supervivencia. No es su culpa. Es la nuestra. Y aun así, ¿qué nos depara ese exótico caballo de madera situado en la tienda de mascotas? 

Una ley polémica 

El Gobierno modificó este año, vía Real Decreto, la ley que regula las especies invasoras. Una norma polémica que ha levantado las suspicacias de los ecologistas y parte de la comunidad científica. En la nueva ley, que viene a derogar la anterior de 2011, algunas de las especies consideradas como nocivas han perdido su estatus de invasor en parte o se permite su comercialización."Precisamente la ley le ha quitado el carácter invasivo o permitido el comercio con aquellas especies que motivaron, por su problemática, que se crearan estas normativas, como la trucha arcoiris", explica Miguel Ángel Hernández de Ecologistas en Acción, que está preparando un recurso. Es el caso, por ejemplo, del visón americano, que solo tiene prohibida la instalación de granjas peleteras en las zonas donde está el visón europeo (norte de España). "Como si los visones entendieran de fronteras administrativas", dice Hernández. Para los ecologistas esta nueva ley "indica que siguen primando otros intereses, como los comerciales, por encima de los estrictamente medioambientales, aunque después va costar lo suyo tener que combatirlas», asegura Hernández. 

Decálogo para evitar la proliferación de especies 

Son puntos sencillos, y muchos de ellos obvios y conocidos, pero si se aplicasen con firmeza se reduciría enormemente el riesgo: 
1.- Conservar el buen estado de los ecosistemas previene la invasión, ya que los ecosistemas degradados son más proclives a ellas. 
2.- Evitar sueltas. Las sueltas intencionadas o accidentales de especies con potencial invasor es uno de los principales factores de colonización. No compre especies exóticas con potencial invasor y nunca las suelte. 
3.- Control en el transporte. El transporte tanto marítimo como terrestre ha promovido a algunos de los seres invasores más dañinos. Tareas de desinfección, limpieza y control de las aguas de lastre, pueden ayudar a prevenir la expansión. Más de 100.000 toneladas de aguas de lastre son transportadas anualmente. 
4.- Turismo. Ya sea de manera intencional o no, el turismo es un factor que puede propagar estas especies. 
5.- Compromiso. Los expertos reclaman un compromiso serio y a largo plazo con el medio ambiente, con el conjunto de estamentos implicados y con la ciudadanía, de directrices claras y recursos adecuados. 
6.- Plantas de jardín. Con un número cada vez mayor de parques y jardines domésticos, y con una propensión al gusto por especies exóticas, son una amenaza. 
7.- Movilización. Capturar y trasladar especies invasoras ya instaladas en el país favorece la expansión. Es un delito medioambiental. 
8.- Caza y pesca. Son algunos de los factores que más han contribuido a la tasa de invasión de algunas especies. Cuanta mayor sea la afición, mayor será la posibilidad de extenderlas a otros territorios. 
9.- Peleteras y consumo humano. El comercio de cualquier tipo con estas especies es un factor de riesgo muy elevado. La introducción de especies por cuestiones gastronómicas favorece su aparición. Algunas de ellas han sido liberadas incluso por la Administración. 
10.- Prevención. La mejor y casi única manera de combatirlas es evitar que lleguen o erradicarlas en sus inicios. El aviso a las autoridades en caso de avistamiento es fundamental. 

La flora, un gran campo de batalla 

A pesar de ser menos mediáticas que los invasores de la fauna, la flora es en realidad uno de los grandes campos de batalla debido a su gran número y al hecho de que haya sido muy beneficiada su introducción a través de la jardinería ornamental. También por sus capacidades de adaptación en los hábitats degradados y por lo que los científicos denominan presión de propágulos (el esfuerzo por ir introduciendo en un determinado lugar y tiempo la especie). Existen centenares de plantas con potencial invasor, y todas compiten por los recursos: el suelo, la luz y el agua, y algunas de ellas tienen la capacidad incluso de diezmar los recursos hídricos, secando arroyos y fuentes. 

Algunos ejemplos: Jacinto de agua. La Eichhornia crassipes es una especie tropical, muy prolífica, oriunda de Brasil, que cubre por completo la lámina de agua en donde crece, impidiendo que llegue la luz del sol al fondo. 'Spartina densiflora'. Conocida por esparto o espartillo, es una gramínea originaria de América del Sur, y está invadiendo los ecosistemas marismeños españoles, como el Golfo de Cádiz, hábitats de por sí muy delicados. Plumero de la pampa. La Cortadeira selloana es otra de las especies invasivas que causa estragos. Se la considera originaria de Argentina, Uruguay y la zona meridional de Brasil. Introducida en España como planta ornamental por los indianos, y utilizada por ingenieros para evitar los corrimientos de tierra. Acacia dealbata. La mimosa plateada, de origen australiano y nativa de Tasmania. Es un árbol perennifolio que puede alcanzar los 30 m de altura, con la ventaja competitiva de rebrotar tras los incendios. Uña de gato. El Carpobrotus sp., también conocido como uña de gato o uña de león, es una especie originaria de África del Sur, con tallos reptantes de base leñosa. De alto valor ornamental, es una planta típica en las urbanizaciones costeras. Compite activamente por la luz y el agua de las especies nativas. Chumbera. El Opuntia ficus-indica, proveniente de América del Sur, es otro caso de éxito en los climas mediterráneos. Los cactus y pitas, muy de moda en jardines y casas por los pocos cuidados que necesitan, pueden también afectar los ecosistemas.

viernes, 29 de noviembre de 2013

MENOS PARA VIVIR MEJOR

La economía del crecimiento contra el ser humano y la naturaleza.

Por Florent Marcellesi
El crecimiento es más que un dato económico: es un dogma. Sin que pueda ser cuestionado, estructura la sociedad, la producción, el consumo, el trabajo, el Estado de bienestar y nuestros imaginarios colectivos. Sin embargo, es urgente salir de esta ‘sociedad del crecimiento’ que hoy amenaza gravemente el bienestar y el planeta, y apostar por una ‘sociedad del vivir bien’ regida por otros valores y conceptos compatibles con la justicia y la ecología.
A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial en los países occidentales, la sociedad del crecimiento se conforma en torno las características siguientes (que detallamos en la tabla): crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), aumento de la productividad, progreso tecnológico, poder adquisitivo, empleo y expertocracia. El objetivo es el crecimiento del PIB, es decir de la tarta económica y material (sin importar la calidad, ni la disponibilidad de los ingredientes, ni los límites del molde) para su consiguiente reparto entre capital y trabajo, ya sea a través del mercado o del Estado. Mientras crezca a buen ritmo la tarta en el “modo pleno empleo, aumentos de productividad y progreso tecnológico”, el capital tendrá garantizado una parte constante, o incluso creciente, del pastel para sus beneficios, y las personas trabajadoras tendrán garantizados (gracias a la redistribución de una parte de los aumentos de productividad) un empleo y el refuerzo de su poder adquisitivo. Sin embargo, este modelo de (relativa) paz social que en varios aspectos sigue alimentando la visión dominante, incluso de las corrientes progresistas, hoy ha caducado. En el momento en el que se eche a perder o se agote la tarta (está envenenada, escasea un ingrediente, el molde tiene límites, algunos comensales se comen demasiados trozos, o todo a la vez como en la crisis actual), la fiesta se acaba (aunque con el hundimiento siguen ganando unos pocos, generalmente los que más tarta habían acumulado). De hecho, este modelo se tambalea en lo más profundo porque choca con una triple crisis ecológica, social y de cuidados [2].
Hacia un modelo económico equitativo y en paz con la Naturaleza
Para superar esta contradicción profunda entre crecimiento y naturaleza, entre capital y vida, es importante por un lado dotarse de una macroeconomía ecológica consistente que sustituya las bases de la economía del crecimiento. En este sentido, se proponen las siguientes características básicas para una economía del vivir bien cuyas definiciones se encuentran detalladas en la tabla: prosperidad sin crecimiento, aumentos de calidad y sostenibilidad, poder de vivir bien, tecnologías abiertas y convivenciales, trabajos productivos y reproductivos y deliberación ciudadana. Luego, sobre la base de estos fundamentos, hace falta fijar los objetivos de una sociedad del vivir bien: 
-  Redefinir de forma colectiva y democrática lo que llamamos riqueza y necesidades, es decir responder a las preguntas fundamentales: ¿por qué, para qué, hasta dónde y cómo producimos, consumimos y trabajamos? 
-  Reducir nuestra huella ecológica per cápita y en términos absolutos hasta que sea compatible con la capacidad del planeta. 
-  (Re)Distribuir el trabajo (y reducir la jornada laboral), las riquezas económicas (reequilibrar el reparto entre rentas del capital y del trabajo a favor de las segundas, instaurar una renta básica y una renta máxima), los cuidados, la tierra y los recursos naturales en base a la justicia social y ambiental. 
-  Reconvertir el modelo productivo hacia uno sostenible a través de empleos verdes y decentes [3] y de la relocalización de la economía en circuitos cortos de consumo y producción. 
-  Desmercantilizar gran parte de nuestras actividades y descolonalizar nuestras mentes fuera de la lógica del crecimiento. Estos objetivos hacia otro mundo son posibles y deseables. ¿Vivir bien en un mundo solidario y sostenible? ¡Sí, gracias!

SOSTENIBILIDAD Y BIENES COMUNES

La gestión comunal de los bienes y recursos favorece su mantenimiento en el tiempo y una mayor justicia social.
Luis González Reyes, miembro de Ecologistas en Acción.
Hay varias definiciones de lo que es un bien común, aquí vamos a considerar como tal aquel que sea de acceso universal, de gestión democrática, cuyo uso se sostiene en el tiempo y que es de titularidad colectiva. También hay muchas definiciones de sostenibilidad. La que vamos a usar se basa en un listado de criterios que son básicos para el funcionamiento de los ecosistemas. Los ecosistemas son un modelo de sostenibilidad, pues han sido capaces de pervivir durante millones de años sobre el planeta evolucionando además hacia grados crecientes de complejidad. Vistos así, las luchas por los bienes comunes y por la sostenibilidad tienen muchas sinergias que apuntamos siguiendo el eje director de varios criterios de sostenibilidad.
Sinergias entre los bienes comunes y la sostenibilidad
Una sociedad sostenible cierra los ciclos de la materia, de manera que hace desaparecer el concepto de basura. Las sociedades agrarias anteriores a la Revolución Industrial fueron capaces de hacer este cierre de ciclos y, una de sus formas de gestión predilecta de la tierra, sobre todo antes del capitalismo, fue la comunitaria. Por otra parte, una sociedad en la que hubiese solo un derecho de uso y no de propiedad sobre muchos de los objetos (coches, cajas de herramientas, botellines) permitiría un cierre de ciclos mucho más sencillo, pues sería más fácil organizar la reutilización y la reparación.
Un segundo criterio de sostenibilidad es evitar el uso y liberación de contaminantes al entorno. Para ello es necesario desarrollar la ingeniería y la química verde. Para este desarrollo, los códigos abiertos, que facilitan la creación colectiva de conocimiento, es una estrategia mucho más eficiente que el control privado de la información. En otro sentido, mecanismos de toma de decisiones sobre qué proyectos productivos se llevan a cabo como los que funcionan alrededor del crowdfunding (financiación a través de donaciones colectivas) hacen mucho más difícil que vean la luz proyectos contaminantes. Lo hacen más difícil ya que integran los procesos de toma de decisión, financiación y uso de los productos.
La sostenibilidad implica una economía basada en lo local. Indudablemente este es el espacio donde mejor se mueve una gestión colectiva de los bienes, la pequeña escala. Una de las herramientas que se usan son los mercados sociales, cuyas experiencias muestran una integración sencilla entre criterios de justicia social, democracia y respeto medioambiental.
En el ámbito energético necesitamos basar en el sol nuestra obtención de energía y reducir drásticamente su uso. Cuando hablamos de medidas concretas en este sentido solemos referir el transporte colectivo electrificado, que podría ser un bien común. Además, las comunidades que se basan en economías solares y comunitarias son las que están defendiendo no utilizar los hidrocarburos que hay bajo su subsuelo (aunque no solo). Un ejemplo claro son muchas poblaciones indígenas.
Otro elemento fundamental es ser capaces de aprender el pasado y del contexto. En general, la gestión comunitaria de los bienes, que integra la gobernanza, la producción y el consumo facilita esta visión más integral de los procesos. Además, será necesario entender que en esa gobernanza también tendrán que tener cabida quienes no son capaces de argumentar (pueblos lejanos, generaciones futuras, otras especies). Esto es indudablemente complejo, pero lo es un poco menos si hay una práctica de la empatía, algo que emerge en la gestión comunitaria de bienes.
Una sociedad sostenible es aquella capaz de maximizar su diversidad interna y externa como la mejor respuesta a los desafíos que se le presenten. Si la sociedad gestiona comunitariamente los bienes, el criterio de “quien contamina repara” será mucho más sencillo de aplicar, pues será la propia comunidad la interesada en restaurar el daño. En este sentido no es extraño que las poblaciones que durante miles de años han gestionado de forma comunitaria sus recursos hayan sido las que mejor los han conservado.
Avanzar hacia la sostenibilidad significa también reducir la velocidad a la que nos desplazamos y producimos. Una de las experiencias en este sentido son las ciudades lentas, que incluyen en su seno muchas iniciativas, como grupos de trueque o de consumo, monedas locales sin interés o creación de cooperativas. Un hilo conductor de todas estas iniciativas es la gestión comunitaria de los bienes.
Otro criterio de sostenibilidad es potenciar la cooperación frente a la competencia, pues es esta primera la que ha estado detrás de los saltos evolutivos más importantes en la historia de la vida. Indudablemente, los bienes comunes encajan a la perfección con este criterio. Encajan porque en la gestión comunitaria la diferencia entre lo productivo y lo reproductivo se diluye, al ser ambos factores igualmente visibles para la satisfacción de las necesidades. Encajan porque quien apuesta por los bienes comunes es porque entiende las ventajas de compartir frente a competir y, además, obtiene gratificación con ello en forma de vínculos emocionales. Y encajan también porque una economía de los bienes comunes se basa en la reciprocidad y la reciprocidad crea más sociedad que la economía de la redistribución (más propia del Estado) y del intercambio (típica del mercado). Además de todo esto, un trabajo colectivo debe dar derechos de propiedad colectivos. Es decir, que genera más bienes comunes y ayuda con ello a la perpetuación del modelo.
El penúltimo criterio de sostenibilidad al que nos vamos a referir es el de autolimitación. Es decir, la necesidad de acoplarnos a los recursos disponibles dejando espacio al resto de especies con las que compartimos el planeta. En una economía de los bienes comunes esto surge de forma más sencilla, ya que es connatural a ella la renta máxima que limita el consumismo. Además, compartir los bienes facilita la seguridad emocional de que cuando lo necesites tendrás lo que te haga falta, lo que hace más sencillo evitar la acumulación.
Finalmente, una característica de los ecosistemas que también podríamos adoptar como criterio de sostenibilidad es su capacidad de metamorfosis, de evolucionar. Pero estos cambios no se producen de forma individual, sino que se llevan a cabo en comunidad y cuando más interrelacionada esté la comunidad más rica y fructífera será esa metamorfosis, a la vez que mayor será la capacidad de evolucionar. Por eso los bienes comunes también pueden ayudar en este sentido.
Los bienes comunes ambientales son los más complicados de gestionar
Dentro de la definición que hemos dado de bienes comunes aparecen distintos tipos. En unas ocasiones su uso por unas personas no limita el uso por el resto, como es el caso de los inmateriales, como el conocimiento o, hasta cierto punto, de algunos físicos (calles, redes de suministro, educación). Pero en otras ocasiones esto no ocurre, sino que los bienes son rivales, es decir, que el uso por una persona limita claramente su utilización por otras. Este es el caso de la mayoría de los bienes ambientales. Además, también cabría diferenciar entre bienes comunes locales y aquellos de ámbito más global (atmósfera, mares), pues su gestión será necesariamente distinta al serlo también las escalas.
En este sentido, los bienes comunes en los que más focalizamos la atención desde el movimiento ecologista son los que tienen una gestión más complicada, pues suelen ser rivales y/o tener una escala global. Vamos a apuntar brevemente algunas cuestiones relacionadas con la gestión de los bienes comunes globales.
En primer lugar el salto de escala es relevante. La gestión óptima en lo local no es necesariamente la más adecuada para lo global. Es más, puede ser contraproducente. Por ejemplo, puede ser deseable la existencia de una autoridad superior si la comunidad local está causando daños que afecten al resto. Además, cuando más global es el bien, más variables influyen en su gobierno.
De este modo, es necesario pensar en cómo se gestionan estos bienes comunes. Ecologistas en Acción puede dar algunas pistas, ya que gestiona bienes comunes globales para nuestra escala (como el presupuesto estatal o la imagen pública). Esta gestión es confederal, de forma que la mayoría de las decisiones se toman en el ámbito local (sin que ello haya perjudicado, salvo en contadas excepciones, nuestra imagen común, sino todo lo contrario) pero hay también ámbitos de decisión confederales que se basan en asambleas de asambleas (de grupos, de federaciones, de áreas de trabajo) y que parten de la confianza y la cooperación mutuas (también salvo excepciones).
En todo caso es necesario relativizar las decisiones de ámbito global. En primer lugar porque, en muchas ocasiones, la mejor gestión de lo global es la local, la gestión a pequeña escala coordinada con el resto, por lo que hay muchos elementos que, simplemente, no deberían gobernarse desde lo global. Es mejor porque suele ser más eficiente al tener que manejar un número menor de variables y estar más anclada en el terreno. Todo esto siempre que se funcione con parámetros democráticos. Pero la cuestión no es solo de parámetros democráticos, sino también de ser capaces de que desde lo local no se pierda la mirada global. Para ello es fundamental que los nodos locales tengan acceso a la información global y, además, contacto directo con el resto de nodos.
La segunda razón para limitar la importancia de la gestión global de bienes comunes es que el futuro próximo, fruto de la crisis energética en la que ya estamos, será un mundo mucho menos globalizado. En él la economía será más local y tendrá mucha menos capacidad de realizar grandes impactos ambientales. Desde esta perspectiva, volveremos a sociedades agrarias, aunque necesariamente distintas a las pretéritas. Estas sociedades, aunque fueron capaces de producir importantes impactos ambientales, lo hicieron en ámbito local, con mucha menos frecuencia y con menor virulencia que las sociedades industriales, ya que tuvieron una relación más armónica con el medio al tenerlo más integrado en sus vidas y porque tuvieron mucha menos energía a su alcance y con ello, menos poder destructivo.

POMPAS DE JABÓN

Las cosas no siempre son como parecen, o sí, pero en general preferimos verlas del modo que mejor nos conviene.

ConsumeHastaMorir de Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 78.
Las cosas no siempre son como parecen, o sí, pero en general preferimos verlas del modo que mejor nos conviene. Ocurre, por ejemplo, con el asfalto. Como si fuera un ser vivo que se convierte en plaga, se ha ido extendiendo por las ciudades, asfixiando la tierra que deja debajo hasta matarla. Quizás por evitar la sensación de angustia, nos convencemos de que estuvo ahí siempre y así no echamos de menos el tacto de los pies sobre la tierra. También resulta evidente que cada vez hay más gente que no es que no llegue a fin de mes, sino que no tiene con qué comenzarlo, pero hay quien afirma que siempre ha estado ahí, pidiendo en la calle, rebuscando entre la basura, rondando las esquinas donde habita la exclusión social. Nos agarramos a cualquier argumento con tal de convencernos de que eso le ocurre a otras personas muy diferentes a nosotras, nos aferramos con todas las fuerzas, usando manos, brazos e incluso dientes, para asegurarnos nuestra estancia en este lado, en el que hay casa, comida y gente con la que hablar.
Otro ejemplo es lo que pasó el otro día en una manifestación. Una piedra de tamaño considerable, lanzada con contundencia, le cayó a un policía en la cabeza (cuyo casco, por cierto, paró con efectividad el golpe). Aunque la versión oficial quería tranquilizar y decía que fue tirada por un pinta con pantalón de rayas y capucha, en realidad no fue así. La arrojó una mujer de mediana edad que no dudó un momento en coger lo primero que tenía a su alcance al ver cómo la policía cargaba contra gente que sólo mostraba su desacuerdo (eso sí, conviene aclarar que se quedó muy sorprendida con el tino que tuvo). Preferimos, en general, creer esa versión oficial antes que pensar que puede haber personas que, si se dan las circunstancias, deciden utilizar la violencia como nunca pensaron que lo harían.
Y es que ya hay mucha gente cansada de escuchar ese relato único sobre la realidad, en el que las cosas que ocurren cotidianamente nunca están presentes, y empieza a reivindicar, a reivindicarse, como parte activa de lo que ocurre cada día. Eso le pasó a la chica pelirroja cuando salió de la sala número 5 del cine. Después de ver una película en la única sesión que era algo más barata, se dirigió a la taquilla y le preguntó al vendedor de las entradas (vestido con camisa negra y una gorra que no se sabe muy bien para qué podría servirle en aquel lugar sin ventanas) si alguna vez ponen pelis donde la temática sea la lucha de clases y resulta que al final ganan los de abajo, o donde los conflictos no tienen que ver siempre con el amor entre parejas sino con las condiciones laborales, y los explotadores dejan de serlo porque no existen las personas que son explotadas; películas donde triunfen las personas que apuestan por crear una sociedad más justa, solidaria y en paz con el planeta, donde las soluciones colectivas funcionen, donde vivir no sea una lucha diaria y en las que, aún así, haya tiempo para recrearse charlando con la gente querida o leyendo un libro. Esas cosas que también pasan en la realidad.
El chico de camisa negra no supo qué decir, pero se quedó pensando.
Urge averiguar cuál es la imagen de la realidad que se esconde tras las pompas de jabón que construyen cada día los medios de comunicación, que se distorsiona entre las conversaciones tópicas que se basan en falsas dicotomías o se difumina por los discursos de aquellos que quieren asegurarse de que nadie les quitará el poder.
No tiene que ser tan difícil, las pompas de jabón desaparecen con apenas rozarlas.

¡Libres! (De momento)



Esta mañana el último de los 30 del Ártico que quedaba en la cárcel ha sido por fin puesto en libertad bajo fianza. Los dos meses que han estado en prisión han recibido muchos apoyos: gobiernos, personalidades, ONG... Pero, sobre todo, han recibido el apoyo de más de dos millones de personas que escribieron a sus Embajadas rusas.

Hay más noticias buenas. La semana pasada el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, máxima autoridad sobre disputas marinas entre países, reclamó a las autoridades rusas la liberación del grupo y del barco, y el permiso para dejarles salir de Rusia. Esperemos que cumplan la sentencia.

Porque, a pesar de su liberación, el caso aún no ha acabado. Ahora tienen que ser juzgados, y aún pesan sobre ellos cargos de vandalismo y piratería que podrían acarrearles cerca de 20 años de prisión. Además, la plataforma contra la que protestaban planea iniciar la extracción de pretóleo en diciembre.


¡Gracias!

jueves, 28 de noviembre de 2013

JUSTICIA Y DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

El recurso a los tribunales es uno de los mecanismos que tienen las organizaciones ecologistas para llevar a cabo su labor de defensa del medio ambiente. Pero este derecho se ve limitado de forma drástica por las claras deficiencias del sistema judicial, los cambios legislativos que cada vez imponen más trabas, y la interesada y parcial utilización de los mecanismos del Estado a favor de los más poderosos y en contra del interés común.
En este decisivo asalto de la ofensiva conservadora, neoliberal y en los últimos tiempos tardofranquista del PP, contra el Estado de Derecho que nos ha tocado vivir, pocos frentes están sufriendo un ataque más devastador como el que la oligarquía está librando por hacerse con el control del poder judicial.
Una vez convertido el poder legislativo en un triste teatrillo en el que una panda de patéticas marionetas se limitan a falsear la comedia en la que han convertido la democracia y acaban apretando el botón que en cada momento los mercados les han ordenado pulsar, les quedaba ya, tan solo, por hacerse con el control del poder judicial.
A pesar de la represión de cualquier protesta, de las multas a que condenan a los movimientos sociales y ecologistas, a la detención de activistas en todo el mundo, los jueces, una y otra vez, interpretan las normas en contra de los intereses espurios que las alumbraron. La lucha por el poder ha terminado en un puro y duro asalto al poder judicial.
Solo en este contexto global se puede comprender el verdadero valor y significado de las numerosas sentencias que en los últimos años vienen declarando la ilegalidad de muchas de las actuaciones y proyectos de graves impactos sociales y ambientales promovidos por la llamada cleptocracia en connivencia con los ejecutivos del PP y del PSOE.
No faltan tampoco sentencias en las que se declara la desviación de poder con la que esas administraciones ha perpetrado sus ilegalidades.
Desde Campiña Verde  se denunció, en la anterior legislatura, que se sacara a información pública una infraestructura comercial cuando ya había cerrado aguas, o que sea el Ayuntamiento quien debe controlar las actividades de empresas radicadas en El Casar que realizan quemas de productos tóxicos, cuando no tiene ni la capacidad técnica ni la voluntad de enfrentarse con una empresas, que algunos casos tienen asignados los contratos de servicios público del municipio.
Con el título “miedo a la opinión pública” se denunció esta situación y se obligó a cumplir con la legislación vigente.
Como bien sabe la incultura neoliberal, se trata de una guerra y las armas con las que contraatacan son de destrucción masiva. Así se regulan complejos procedimientos de ejecución de las sentencias que obligan a ciudadanos y jueces a pasar años solventando los intentos de la administración por obviar el cumplimiento final de las sentencias. Una regulación legal de la suspensión cautelar que ha sido hábilmente diseñada por el poder legislativo/ejecutivo para impedir o hacer inasumible el coste que tendría detener las actuaciones administrativas antes de que las mismas se ejecuten.
Claro que los “reformistas” del PSOE lanzaron la primera piedra cuando el 10 de octubre de 2011, se aprobó la Ley de Medidas de Agilización Procesal, que entre sus disposiciones preveía el actual sistema de condena en costas en la jurisdicción contenciosa, en virtud del cual la parte que vea desestimadas sus pretensiones deberá afrontar los costosos gastos de la defensa de las partes contrarias, torpedo en la misma línea de flotación de la lucha contra la corrupción que ni el mismísimo dictador se había atrevido a lanzar. La no imposición de costas en esta jurisdicción, establecida en la Ley de 1956, era uno de los mecanismos más potentes para destapar ilegalidades y casos de corrupción al permitir actuar a los ciudadanos sin tener que afrontar estas costosas condenas.
Otro 20 N, pero esta vez el de 2012, fue elegido para aprobar la vigente Ley de Tasas, que a los seis meses de su entrada en vigor está demostrando que los devastadores efectos que muchos le auguraban cuando se aprobó, se quedaban cortos ante el desamparo real que la norma está provocando a miles de ciudadanos que no pueden acceder a la jurisdicción por falta de medios para hacer frente a la tasa judicial.

Ante este panorama y la desigualdad de medios que se adivina tras él, cada sentencia declarando una ilegalidad cometida desde el poder y al amparo del Estado, se nos presenta como una crucial batalla ganada por ese ejército de nuevos resistentes del siglo XXI dispuestos a luchar contra la injusticia y que saben que “resistir a la injusticia es un deber del individuo para consigo mismo, porque es un precepto de la existencia moral, es un deber para con la sociedad” .

LEY DE MEDIDAS FISCALES ES UN MAZAZO PARA LOS ESPACIOS NATURALES

EL PROYECTO DE LEY DE MEDIDAS FISCALES ES UN MAZAZO PARA LOS ESPACIOS NATURALES MÁS SENSIBLES DE LA REGIÓN

El Proyecto de Ley de Medidas Fiscales y Administrativas de la Comunidad de Madrid introduce usos, actividades y construcciones hasta ahora vetados en los espacios protegidos, vías pecuarias y montes de utilidad pública. Se deroga el Parque Natural de Peñalara y se crea el Parque Regional "discontinuo" de la Cuenca Alta del Manzanares, en el que se elimina la figura del Director-Conservador. Los representantes ecologistas en el Consejo de Medio Ambiente reclaman que se convoque a este órgano para explicar las medidas antiambientales. Es la segunda vez que se dirigen al consejero Borja Sarasola con esta petición.

Todos los años, por estas fechas, el Gobierno regional aprueba el correspondiente proyecto de Ley de Medidas Fiscales y Administrativas (popularmente conocida como ley de acompañamiento de los presupuestos) donde introduce toda una serie de modificaciones, completamente ajenas a la aplicación presupuestaria, pero con grave repercusión en el medio ambiente. 

Este año le ha tocado el turno a los espacios naturales más emblemáticos y con mayor grado de protección como son las vías pecuarias, los montes de utilidad pública y todos los espacios protegidos de la región.

La declaración del polémico Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama ha sido una magnífica excusa para derogar el Parque Natural de la Cumbre, Circo y Lagunas de Peñalara y modificar los límites del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (PRCAM). Se trata de los dos espacios protegidos más antiguos de Madrid y, por ello, con una normativa más proteccionista. Ambos han quedado parcialmente incluidos en el Parque Nacional. En Peñalara han quedado fuera cuarenta hectáreas, pertenecientes a la Sociedad Belga de los Pinares El Paular, en el municipio de Rascafría.

El proyecto de Ley de Medidas Fiscales integra estas cuarenta hectáreas en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (PRCAM), aunque no tienen nada que ver con este espacio. Esta decisión resulta arbitraria, dado que se trata de una isla situada a varios kilómetros del PRCAM. Pero es que además hidrográficamente pertenece a la cuenca del Lozoya, no a la cuenca del Manzanares donde se pretende incluir. Por otra parte este terreno forma parte de un monte de titularidad privada con una superficie total de dos mil hectáreas cuya unidad de gestión, actualmente bajo la tutela del Parque Natural de Peñalara, quedará dividida en dos partes; una pequeña al noroeste de cuarenta hectáreas integrada en el PRCAM y otra de 1.960 hectáreas que a día de hoy se desconoce quien lo gestionará. Hay que tener en cuenta que este pinar alberga la mayor colonia de buitre negro de la región, una especie catalogada en peligro de extinción.

Se crea así, por primera vez, el Parque Regional "discontinuo" de la Cuenca Alta del Manzanares, en el que además, se elimina la figura del Director-Conservador, que hasta ahora era el responsable de su gestión.

Por otra parte el proyecto de Ley, permitirá toda una serie de usos, actividades y construcciones en los espacios protegidos, dejando a salvo simplemente las zonas de máxima protección que en todos los casos son minoritarias. Esta permisividad equipara los espacios protegidos con el resto del territorio, dejando sin efecto la zonificación actual y la regulación de usos actuales. Estas medidas van en contra de la protección de estos espacios, sin embargo beneficiarán a multitud de construcciones ilegales y de propietarios privados que ven abrirse todo un abanico de posibilidades económicas, incompatibles, hasta ahora con los objetivos de conservación.

En relación a las vías pecuarias, el proyecto de Ley permite las ocupaciones temporales por interés particular. Hasta ahora sólo se permiten ocupaciones de interés público (conducciones de gas, eléctricas, etc). Así cualquier particular que quiera realizar acometidas para su propiedad privada podrá hacerlo. Esta medida es ajena completamente a la conservación de estos caminos históricos de dominio público que en la región han sido muy maltratados habiéndose perdido más del 38% de la red de vías pecuarias, 1.600 kilómetros.

En cuanto a los montes de utilidad pública, se trata de aquellos exceptuados de las desamortizaciones del siglo XIX, precisamente por su función social. En la Comunidad de Madrid existen 214 de estos montes que suman una superficie de 94.112 hectáreas. Lo que el proyecto de Ley permite es incrementar el plazo máximo de ocupaciones temporales de interés particular, hasta ahora establecido en 15 años que pasaría a 30 años en caso de no incluir construcciones, o de 75 si las incluyen. En la practica lo que se va a favorecer es la ocupación permanente de montes públicos por particulares. Esta medida beneficiará por ejemplo la ocupación de restaurantes, hoteles equipamientos privados o cualquier tipo de instalación ajena al monte.

Los representantes ecologistas en el Consejo de Medio Ambiente, Mª Ángeles Nieto (Ecologistas en Acción) y Raúl Urquiaga (GRAMA) han vuelto a requerir al Consejero de Medio Ambiente Borja Sasola (es la segunda vez en un mes) que convoque éste órgano para explicar estas medidas antiambientales. Para Nieto y Urquiaga, las modificaciones de la normativa ambiental que incluye el proyecto de Ley de Medidas Fiscales "son un mazazo para la conservación de los espacios naturales más sensibles de la región y piden a Sarasola que deje de esconderse y explique las razones por las que está desmantelando la protección ambiental en la región".

Más información: Mª Ángeles Nieto 608100614, Raúl Urquiaga 675569118

PROPONEN PRESAS EN EL SORBE, ADEMÁS DE JARAMA Y TAJO

La Confederación del Tajo y el Canal de Isabel II proponen la construcción de presas en el Jarama, el Alberche y el Sorbe


El nuevo Plan del Tajo reducirá aún más los caudales mínimos en el Manzanares

El Consejo del Agua de la Demarcación del Tajo (CADTajo), en reunión mantenida ayer, ha aprobado un texto de Plan Hidrológico de la Cuenca del Tajo aún más antiecológico que el borrador presentando en el mes de marzo. Además de mantener un plan hecho a la medida de los intereses trasvasistas del Levante español, con violaciones obvias de Directivas Europeas, incluyen actuaciones que rebajan aún más la conservación de los valores de la cuenca, como pueden ser nuevas regulaciones en las cuencas del Jarama, el Henares y el Alberche, así como la rebaja de los caudales mínimos ecológicos en el río Manzanares. Los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo denuncian el servilismo de la Confederación Hidrográfica del Tajo ante los intereses mercantiles del Canal de Isabel II.

El nuevo texto del Plan Hidrológico de la Cuenca del Tajo (PHCT) incorpora en su Plan de Medidas nuevas infraestructuras en las principales cuencas de los ríos madrileños y castellanomanchegos. Estas medidas son un calco de las alegaciones presentadas por el Canal de Isabel II[1] al borrador del Plan y que la CHT no ha encontrado ningún reparo en incorporar al texto aprobado hoy en el CADTajo. En el texto no se encuentra ninguna aclaración que justifique la posibilidad de construcción de estas infraestructuras.

En concreto prevé proyectos abandonados en su día por su alto impacto ambiental como el recrecimiento de la presa de El Vado (Jarama) o una nueva presa en el Sorbe para realizar una acometida de conexión con el Bornova (todo ello en la provincia de Guadalajara). Este último proyecto tuvo Declaración de Impacto Ambiental negativa en febrero de 2011 por ser incompatible con la conservación de uno de los ríos mejor conservados del centro peninsular.

Ninguna de estas dos obras pueden ser justificadas bajo la pretensión de satisfacer las demandas futuras de la población madrileña. El Plan aprobado garantiza la demanda de 738,07 Hm3/año, exigida por el CYII, a través de las reservas existentes. Para los colectivos ecologistas ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo sólo son justificables bajo criterios especulativos del mercadeo del agua y del negocio del cemento.

Del mismo modo, el CYII ha propuesto otras infraestructuras que significarán más alteraciones en nuestros ríos y que la CHT ha dispuesto sin mayor problema, como una nueva presa en el Alberche (presa de La Marquesita, en la provincia deToledo), en un tramo del río que no gestiona la entidad madrileña.

Por otro lado, se han reducido los caudales mínimos ecológicos en el río Manzanares (Presa de El Pardo) a propuesta igualmente del Canal de Isabel II, unos caudales que ya eran insuficientes para los colectivos ecologistas y que agravarán la concentración de contaminantes. Rebajar el caudal ecológico bajo la presa del Pardo aumentará los episodios de eutrofización (algas) que ha tenido recientemente el río Manzanares a su paso por la ciudad de Madrid.

El Plan aprobado ayer no ha contado con el voto favorable de los representantes ecologistas, así como tampoco por el Ayuntamiento de Toledo, por los regantes del Tajo ni por algunas hidroeléctricas. De hecho el Plan no ha obtenido el voto favorable del 35 % de los vocales del CADTajo, siendo apoyado principalmente por los representantes de las administraciones públicas (CHT, distintos Ministerios y Comunidades Autónomas principalmente).

Para los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo esta es la guinda del pastel de un nefasto Plan Hidrológico que cimenta aún más los intereses de regantes del trasvase Tajo-Segura o del Canal de Isabel II y que por ello contradice la normativa europea en cuanto a la dotación de caudales ecológicos o la conservación de las zonas Red Natura 2000.

Para más información Raúl Urquiaga 675 569 118

martes, 26 de noviembre de 2013

MOVILIDAD SOSTENIBLE Y ACCESIBILIDAD

A través del movimiento ecologista y la defensa del medio ambiente, se pueden encontrar numerosas ideas que pueden ayudarnos a crear y creer en alternativas a la presente crisis.
Una de las principales puede ser el reequilibrio del poder y la responsabilidad entre los ámbitos del Estado y sus instituciones, por un lado, y los ámbitos colectivos, de relaciones de vecindad, interés mutuo y familiares en sentido amplio, por otro. 
Frente a las concepciones neoliberales que pretenden deshacer el Estado traspasando la responsabilidad a los individuos, desde Campiña Verde miramos hacia la tarea de fortalecer los conocimientos, responsabilidades y bienes colectivos. Los debates actuales sobre la recuperación de los bienes comunes, públicos y sociales entroncan perfectamente con ese hilo argumental.
La defensa del transporte público no debería ser ciega a sus consecuencias ambientales y sociales, a los excesos en infraestructuras y servicios aunque sean de uso y titularidad públicos; ni tampoco debería ser acrítica con el modelo urbano o económico vigente que genera lejanía y dispersión; que obliga a aceptar necesidades de transporte cuando lo que debería potenciar es la accesibilidad y la cercanía.
En el ámbito urbano, por ejemplo, se trata no solo de sustituir automóviles por autobuses, tranvías o metros en aquellos ámbitos en los que cada modo de transporte público sea idóneo, sino de reducir al mismo tiempo la dependencia respecto al motor, incrementando la proximidad entre las diferentes actividades y usos de la ciudad; y recuperando el espacio público para los que se desplazan a pie o en bicicleta.
Modificar el dominio del automóvil mediante una oferta perfecta (y gratuita) de transporte público alternativo, es una ilusión que puede resultar demasiado cara ambiental, económica y socialmente, sobretodo cuando existen duplicidades en el servicio y a pesar de ello, el uso del vehículo particular e insolidario es masivo.
La zona de Virgen del Cortijo y el transporte público prestado por las administraciones es un claro ejemplo de despropósito, y ante la total ausencia de responsabilidad por parte de las personas elegidas para administrar los recursos, debemos ser la clase trabajadora la que tomen el control de la situación si no queremos que se utilice esa falta de demanda para eliminar nuestros salarios, nuestros puestos de trabajo y el futuro nuestro y de nuestras familias.
Es sólo un ejemplo, sabiendo que se repite de forma masiva en otras zonas de Madrid.
A la Colonia Virgen del Cortijo se puede acceder a través de dos líneas de Cercanías de Renfe (C7 y C10), una línea de Metro ligero (M1) y dos líneas de autobús (150 y 174) compitiendo por los escasos usuarios directamente la línea 150 y la de Metro ligero, que tienen tres paradas en común en un recorrido de apenas dos kilómetros lineales.
Sin embargo, el uso masivo del vehículo particular, ocup para su estacionamiento, la zona verde colindante, que parece una gran plataforma de chapa y pintura con el consiguiente deterioro medioambiental y ante la incapacidad política de la alcaldesa de Madrid y su policía local.
Y todo ello con amplias zonas de viviendas sin ningún servicio de transporte que favorezca la accesibilidad a servicios esenciales como colegios, institutos, servicio médico, etc...
El Comité de Empresa de la EMT, debería elaborar un proyecto alternativo a las políticas de recortes y destrucción del servicio ejercidas por la Empresa y la clase gobernante, y debería hacer llegar el proyecto tanto a la ciudadanía como a los partidos de la oposición política, incluyendo a aquellas sin representación en Pleno como son los actuales movimientos sociales.
Esta forma de actuar como un gobierno (o gestor de empresas) en la sombra favorece tanto a la preparación para cuando llegue la posibilidad de quitar de en medio a tanto incompetente, como de base de colaboración entre distintos sectores de trabajadores y trabajadoras que tienen un objetivo común: la defensa de lo público frente a intentos de repartirse el botín.
Es necesario comprender que no basta con ofrecer  un transporte público perfecto que se apoye en la idea de ofrecer alternativas al coche para que este deje de ejercer su dominio, sobretodo cuando la experiencia indica que para que se produzcan cambios sustanciales en la movilidad hace falta al mismo tiempo restringir el uso del automóvil. Un transporte público así, es insaciable en recursos sociales y del Estado y no tiene por sí mismo ninguna garantía de éxito en el objetivo de rescatarnos del dominio del automóvil lo que permite justificar los recortes y el desvalijamiento del sector. Ofrecer proyectos alternativos y hacerlos llegar a la opinión pública, acompañados de limitaciones en el uso del vehículo privado y la exigencia de profesionalidad a los responsables de la pacificación del tránsito rodado, es el camino sostenible para que nuestros puestos de trabajo no peligren, nuestros salarios sean justos y las condiciones de trabajo dignas.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Energía y equidad

Es quizás la obra más leída por los ecologistas, la que conduce más directamente a comprender las relaciones entre la destrucción ambiental y el deterioro social que provoca el sistema industrial cuando se permite que supere ciertos límites. El propio título ya apunta esa idea; cuando se habla de crisis energética no se trata solo de destrucción del medio, cambio climático o limitaciones en los recursos naturales, sino de la destrucción de la equidad, de las oportunidades de reparto equitativo de los recursos. Hace falta superar la ilusión de que más energía es mejor y encontrar unos umbrales de aprovechamiento energético adecuados para el despliegue de modelos sociales justos y no destructivos del entorno.
El libro aprovecha el ejemplo del transporte para desarrollar la crítica al incremento infinito de las necesidades de energía y plantear cuáles deben ser los umbrales de justicia energética. A partir de un determinado nivel de uso de la energía, que se traduce en un nivel de velocidad, los desplazamientos no se pueden repartir equitativamente. A mayor velocidad de desplazamiento, un sistema de transporte exige dedicar demasiado tiempo y recursos, lo que solo puede producirse si existe un reparto desigual en la sociedad.
Además, Illich desvela la paradoja central de la velocidad: su capacidad chupatiempos; para incrementar la velocidad de los medios de transporte es necesario dedicar mucho tiempo en construir los vehículos y las infraestructuras, así como organizar el sistema para que se pueda circular. Plantea así lo que hoy se conoce como el ciclo de vida de un producto. No basta con saber cuánto tiempo y recursos empleamos en un desplazamiento en un medio de transporte, sino cuánto tiempo y recursos hacen falta para que ese medio de transporte funcione. Descubre así que el estadounidense medio dedica a su automóvil una sorprendente cantidad de dinero, traducible a tiempo de trabajo, para poder comprarlo, llenar su depósito, pagar las reparaciones, los impuestos, las carreteras y los aparcamientos; y una sorprendente cantidad de tiempo en conducirlo, limpiarlo, gestionarlo o curarse de los accidentes en los que se ve involucrado. Sumando esas dos cifras, el tiempo directo dedicado al automóvil y el tiempo indirecto dedicado a trabajar para el automóvil, y comparándolas con el desplazamiento anual, se comprueba que la velocidad (tiempo/km recorridos) es poco más alta que la de una persona que camina (véase la cita en recuadro aparte).
Además, la aceleración de unos perturba las posibilidades de desplazamiento de otros; los vehículos motorizados veloces exigen apartar y segregar a los que no lo son, a los van a pie y a los ciclistas. Perturba también las condiciones de habitabilidad y comunicación en el espacio público.
Otra paradoja que se pone de manifiesto en el libro es la capacidad que tienen los sistemas de desplazamiento motorizados para generar simultáneamente cercanía y lejanía. Para acercar puntos del territorio y alejar los usos del mismo. Gracias a la motorización, que aproxima un lugar a otro, se produce el alejamiento de los usos, las viviendas se pueden situar lejos de los lugares de trabajo y de estudio, de los centros de compra y de recreo.
Se acaba así conformando otro monopolio, semejante al de la escuela y la medicina: el monopolio del transporte motorizado, de la motorización, expresado de modo extremo con el dominio del automóvil sobre la vida de todos, con independencia de que quieran o puedan conducirlo. El motor establece unas reglas de juego, una concepción del tiempo y del espacio que todos deben acatar.

La sociedad desescolarizada

Este artículo cuestiona los mitos que rodean la escuela como institución, desvelando que su propósito inicial ilustrado, la generalización del conocimiento y la igualdad de oportunidades se ha desvanecido. El concepto actual de escolarización, por el contrario, tiende a monopolizar el aprendizaje y a conformar valores acríticos con el sistema social y económico.
El monopolio de la escuela sobre el aprendizaje se ha construido sobrevalorando sus aportaciones y desvalorizando los caminos para aprender que son ajenos a ella. Cuando se confunden “enseñanza con saber, promoción al curso siguiente con educación, diploma con competencia” se alimenta la idea de que solo con la escuela nos podemos preparar para la vida adulta y que lo no enseñado en la escuela carece de valor. La escuela se reafirma con una argumentación circular: “A los niños les corresponde estar en la escuela. Los niños aprenden en la escuela. A los niños puede enseñárseles solamente en la escuela”.
La conversión de la escuela en un monopolio niega así las capacidades autónomas de aprender y los mil caminos no necesariamente reglados y formalizados del aprendizaje entre humanos. Paradójicamente, el proceso de monopolización tiene unas consecuencias dramáticas no solo para la sociedad en su conjunto, sino para la propia escuela, a la que se transfiere una carga de responsabilidad que excede sus capacidades.
La solución de la mayor parte de los problemas sociales se atribuye mágicamente a una mejora de la educación en las escuelas: a que las personas pasen cada vez más tiempo en ellas, a que dispongan de todos los medios y tecnologías posibles para incentivar al alumnado. Desde la seguridad vial, hasta la inteligencia emocional, pasando por la informática y la danza, varios idiomas, música y oratoria, cualquier materia declarada de interés es menester que se enseñe y fomente en estos templos del saber, los cuales estallan así por exceso de responsabilidades que deberían ser compartidas con otras estructuras sociales.
Iván Illich, en su obra cuyo título hemos tomado prestado para esta entrada, desvela además la existencia de un “currículum oculto” de las escuelas, más allá de los buenos propósitos e ideas de los maestros y de las buenas intenciones de los legisladores. Un “currículum oculto” que sirve de ritual iniciático a una sociedad de consumo dirigida al crecimiento. “La escuela vende currículum –un atado de mercancías hecho siguiendo el mismo proceso y que posee la misma estructura que cualquier otra mercancía”.

DESTRUYENDO LOS MITOS DEL CAPITALISMO

Ahora que la crisis azota a nuestra sociedad, conviene recordar a aquellos autores que supieron ver debajo de la crisis en otras crisis. Porque buena parte de los dioses-conceptos que pusieron en solfa siguen constituyendo los cimientos del edificio que hoy se derrumba

De Iván Illich y de otros autores contemporáneos como Barry Commoner, André Gorz, Lewis Mumdford o E. F. Schumacher bebió, en esos años, el naciente movimiento ecologista para construir una perspectiva incrédula de los conceptos-mitos que constituían la verdad del sistema: desarrollo, crecimiento económico, crisis, necesidades, progreso, participación política, innovación tecnológica, pobreza, riqueza, etc.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Grupos ecologistas denuncian el abuso de los herbicidas


Los colectivos ecologistas ARBA (Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono), Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo, denuncian el uso indiscriminado y masivo de herbicidas por parte de las distintas Administraciones Públicas en zonas verdes de la Comunidad de Madrid. Estas organizaciones exigen que se tomen medidas urgentes debido a los riesgos ambientales que pueden generar en el medio y también a la salud de los ciudadanos. La Comunidad de Madrid y la de Castilla la Mancha, los Ministerios de Fomento y el de Medio Ambiente y otras administraciones locales, fumigan con glifosato las vías de su competencia para erradicar las hierbas de cunetas y alcorques en aceras. Además del cese de estas acciones, solicitan un cambio en la legislación vigente.

♻️ Acto "Devolver el casco 2.0" sobre el sistema de depósito, devolución...

A cto "Devolver el casco 2.0" sobre el sistema de depósito, devolución y retorno de envases (SDDR), con la participación de Miquel...